Estamos acostumbrados a ciertos atributos
que son incompatibles entre sí, es decir, que no pueden darse a la vez (por ejemplo: una cosa no puede ser un perro y gato a la vez, animal y vegetal, ser vivo e inerte...)
Esta entrada trata sobre una de esas parejas de atributos que en principio podríamos pensar que son incompatibles: "partículas y ondas".
Una cosa puede tener propiedades de partícula (como por ejemplo, una bola de billar); o bien tener propiedades de onda (como por ejemplo el sonido, la luz o las ondas de radio). En nuestro mundo, ondas y partículas son incompatibles entre sí. Si una cosa es una partícula no puede ser una onda y viceversa.
Esta entrada trata sobre una de esas parejas de atributos que en principio podríamos pensar que son incompatibles: "partículas y ondas".
Una cosa puede tener propiedades de partícula (como por ejemplo, una bola de billar); o bien tener propiedades de onda (como por ejemplo el sonido, la luz o las ondas de radio). En nuestro mundo, ondas y partículas son incompatibles entre sí. Si una cosa es una partícula no puede ser una onda y viceversa.
El sonido tiene propiedades de onda |
Las bolas de billar tienen propiedades de partículas |
Sin embargo, si bajamos al mundo de las cosas más pequeñas, al mundo subatómico, los
fenómenos que allí suceden se empeñan en no seguir las mismas reglas que las que observamos cotidianamente a nuestra escala. ¿Puede una cosa ser a la
vez onda y partícula? No sólamente puede, sino que además este hecho encierra
uno de los pilares de la física moderna: el carácter dual en física
cuántica. Uno de los fenómenos más extraordinarios que hemos
descubierto y que desafían por completo nuestro sentido común.